Ventana
I
Me encontré con tu voz en una habitación que no era la mía.
No sé decirte si era un pájaro o
mariposa nocturna atrapada ahí. Presencie su despertar como una sombra
entre penumbra; una línea titubeante a contra
luz de una tarde de domingo.
No
abrí la ventana para mirarla más de cerca, la descubrí hecha de tiempo y de
recuerdos como hojas amarillas; de abrazos y besos con frío, de murmullos que
cantaban una nana olvidada.
Ahí, tu voz desplegó las alas de silencio y color de
jacarandas en primavera.
Mi mirada se detuvo por un
momento enamorada de la luz y del aleteo diminuto de tu voz.
Has escapado de mí como otras
veces, como otros capítulos, como en otros sueños.
La voz se fue por el
ventanal que se abrió suavemente.
Bajo la mirada y escribo tu
nombre en un vaso de agua, eres chasquido en el viento y murmullo en el
ruido...
Se hace silencio que inunda el
lugar. Cierro los ojos. Vuelvo a mi habitación, a mi ventana, a mi árbol. No
estás...
Desde entonces me acostumbro
a las tardes conmigo y sin ti
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